miércoles, 8 de septiembre de 2010

Vos y tu fantasma semiótico

Cada uno de nosotros conecta y dispara más de una familia de imágenes. Me refiero a imágenes digitales, archivadas –y por lo tanto clasificadas- pero por sobre todo linkeadas.

Esas imágenes nos aportan un sentido residual, una suerte de fantasma semiótico que nos rodea.

En el primero de los posteos de este año me referí a un saber en formación, la conectología. Las políticas de conexión (algo que va mucho más allá de una metáfora). Desde hace un tiempo me interesan los linkeos secundarios, aquellos que avanzan en una sintonía de error sin serlo. Me vengo refiriendo desde hace años a la necesidad de una Historia Cultural del Error como relato fundante de nuestros días. Error redefinido: ¿qué se nos adjudica por simple cercanía, por saturación o exceso?

Es un ejercicio idiota. Escribamos nuestro nombre en el buscador de imágenes de Google y veamos qué pasa. Aparecen muchas imágenes que pertenecen a nuestra órbita de visualidad de modo residual. Este año, no recuerdo si fue un artista o un colectivo de artistas, presentó al premio ArteBA-Petrobrás un proyecto que por lo que recuerdo consistía en imprimir e instalar en un panel las imágenes obtenidas en Google Imágenes utilizando como punto de partida los nombres de los tres jurados de selección.
La propuesta me recordó cuando, en una oportunidad hace algunos años, una de mis sobrinas le enseñó a mi mamá qué sucedía cuando indagaba sobre mi nombre y Google disparaba su álbum instantáneo. Me cuentan que mamá indagó “¿qué tiene que ver todo eso con Rafael?”.

En gran parte somos, socialmente, el resultado de una búsqueda de Google. Es tan habitual escuchar la pregunta “¿lo googleaste?” cada vez que necesitamos información sobre alguien.

Estamos entrenados para leer entre líneas y despejar aquello que no es lo que nos sirve. Pero no menos certero resulta que todas esas familias de imágenes que son una suerte de Fotolog o Flickr instantáneo forman parte de la información que nos determina, más no sea como contenido latente (la infoxicación es el reino del contenido latente).

Construimos tanto sentido cultural como siempre. Y en esa determinación todos los linkeados que nos sitúan en nódulos de concentración (el buscador Kartoo resulta tan gráfico en esto) son parte nuestra. Como quería Salvador Elizondoterminamos siendo aquellos que suponen los desconocidos”.

Una vez me sucedió: alguien que no me conocía personalmente necesitaba una foto mía para referenciar un texto y la que eligió distaba mucho de ser un retrato mío. Me confesó más tarde, cuando ya estaba impresa, que la había conseguido del Google Imágenes. También a esto me refiero cuando señalo una sensibilidad Google. No existe sensibilidad sin giro semiótico (Fabbri dixit.)
Conectar es comunicar. Y como nunca los protocolos de comunicación mutan y mutan.
Una vez más, la diversidad se articula también en los imaginarios de la web: no sólo nos determinados en la información disponible sobre nosotros, sino en los modos en que ésta se articula. Qué tiempo (el tiempo es siempre tiempo de tu vida) invertís en tu blog, tu Twitter, tu Fotolog, los videos que subís a Vimeo o a Youtube modificaran los modos de acceso con los cuales lo que sos para los demás cristaliza. Leemos y conocemos a los demás a partir de diferentes plataformas de internet.

Estamos desarrollando otra sensibilidad frente a la interrelación social. No necesariamente mejor. Más comunicación (Mario Perinola, una vez más) no implica más conocimiento. Tampoco menos. El momento anfibio que vivimos se define como una época de ajustes y desajustes ininterrumpidos. Las relaciones entre lo virtual y lo físico no cesan de encontrar distintas configuraciones culturales. Los fantasmas semióticos (de interconexión anexacta) son otro de los tantos aspectos de la era trash que modela nuestras sensaciones. Ni más ni menos: un fantasma semiótico –invariablemente tecnológico, industrial- es parte de una operatoria trash (espacios de interferencia, según Serres).
Me gustan tus fantasmas.
Mucho. Otra aura para tu fashion.

Postdata: las imágenes de este posteo son una antología de las obtenidas con el Google Imágenes a partir de las palabras "fantasma semiótico".

Addenda del 15 de setiembre: Hace apenas unos días, recibí un mail con el siguiente link (click acá). Se trata de un sitio de información personal, WebMii. Nunca más acabado un ejemplo de fantasmagoría semiótica.

Por ejemplo, no uso Facebook, jamás tuve una cuenta en esa plataforma. ¿Cómo voy a tener una foto de Facebook, entonces? Se trata del Facebook de Villa Ocampo, donde transcurrieron las Jornadas Anfibias, hace exactamente dos años. Entre las imágenes, aparece una fotografía de Yamandú Rodriguez, uno de sus célebres retratos eróticos. Galaxia de sentido construida con visualidad web. Mi ejemplo más cerrado.